La noche avanzaba y tus manos descendían. Encontraron mis caderas y se aferraron. Fui tuya, toda tuya en mi pureza. Tú lo deseabas y yo te consentí. La noche fue testigo de la más blanca hermosura, ya sea por tu piel o por la blanca luna.
Bendita noche cuerda buscando la locura de sentirme entre tus manos, y ser por fin tuya.
Pero llegó la mañana y tuve que despertar, aunque poco me importó. Fuiste mío, solo mío.
El fuego, tú, el deseo, yo y la noche más mágica del año.
Bendita noche cuerda buscando la locura de sentirme entre tus manos, y ser por fin tuya.
Pero llegó la mañana y tuve que despertar, aunque poco me importó. Fuiste mío, solo mío.
El fuego, tú, el deseo, yo y la noche más mágica del año.
Preciosa noche...
ResponderEliminarBesos.